¿Vintage or not Vintage?

Moda, tendencias y sostenibilidad

En ContraBanda llevamos varios años diciendo “¡no somos una tienda Vintage!” y, más allá de las palabras, también nos hemos empeñado en vender solamente ropa “second hand”, excluyendo la ropa Vintage… Pero, ¿por qué? Y, ¿qué significa? ¿Qué defendemos cuando decimos esto? Y, si no somos tienda vintage, ¿qué somos entonces? No siempre hemos sido entendidas.

Hoy queremos aclarar todo esto porque sabemos que la cuestión es compleja y también porque la experiencia en la tienda nos ha invitado a replantear cosillas. Con ilusión y alegría vamos a dar una vuelta al asunto.

Escuchamos a muchos clientxs y amigxs diciendo: « ¡A mí me encantan las tiendas vintage!” y sabemos que ContraBanda queda incluida en esta categoría. Todas las tiendas de ropa de segunda mano están incluidas ahí. En Granada, comprar “Vintage” es comprar de segunda mano.

Primero, haría falta aclarar qué es la ropa Vintage, realmente…

Una prenda Vintage siempre es de segunda mano. Una prenda de segunda mano no siempre es Vintage. Solemos considerar “Vintage” una prenda que tiene más de 15 o 20 años de antigüedad. Así, podemos encontrar prendas confeccionadas ¡en los años 20 del siglo pasado!, mientras una chaqueta de Stradivarius comprada el año pasado y pasada a otras manos ya es una prenda de segunda mano, sin ser “Vintage”.

Las prendas Vintage gustan (y nos gustan) por varios motivos. La calidad de la confección (tejidos, costuras, acabados) tiene una longevidad incomparable con lo que se produce ahora por parte de las grandes empresas de fast fashion. De hecho, se empezó a masificar el fast fashion a principios de los años 2000, siempre de la mano del capitalismo que, con el fin de “vender más”, produce grandes cantidades de bienes de calidad inferior que, tanto por su precio bajo como por su calidad, están reducidas a ser compradas, usadas unas pocas veces y tiradas. Antes de esa masificación del consumo una prenda se fabricaba para que durara. Y, cuando le aparecía un fallo, se arreglaba y ¡a por otra vuelta!

Además de su calidad, encontramos hoy en día prendas Vintage que llevan con ellas todo el color de épocas resolutas. A nivel de estilo, de búsqueda de originalidad, es lo más. Nos cansamos de ver la uniformidad de las prendas vendidas hoy; es muchísimo más estimulante e interesante la búsqueda de tonos, telas, formas, colores y estampados variados, la creación de un estilo a caballo entre las épocas y los géneros.

En resumen: nos late el corazón cuando tenemos una prenda “vintage” entre manos, nos hace felices sentir su calidad, sentir que los años trascurrieron sin que se altere su estado, y nos emocionamos con tanta originalidad. Esa calidad y exclusividad también explica en parte el precio de las prendas “Vintage” en tiendas especializadas.

Pero entonces… ¿Por qué esta obsesión por “no querer” vender ropa vintage en ContraBanda? ¿Qué es lo que se esconde detrás de esa decisión?

Otra vez, nos llevan nuestras ganas de coherencia y de sostenibilidad:
Para conseguir ropa vintage, hay que dirigirse a proveedores de ropa al por mayor trabajando en grandes almacenes, con GRANDES cantidades de ropa. Muy grandes. Son espacios impresionantes, con bultos apilados hasta el techo. Estos bultos, estas cantidades tremendas, son transportados, en la mayoría de los casos, desde Estados Unidos. Se pide al proveedor kilos y categorías (por ejemplo 40 kilos de jeans Levis o de chaquetas de baloncesto, de jerseys de lana, de punto, etc.).
Sin darle muchas vueltas, sabéis que buscamos reducir transporte en todo lo que consumimos: es la filosofía del Kilometro Zero. Para reducir consumo energético (petróleo), fomentar las economías nacionales y frenar un poquito la globalización económica. No queremos y nunca hemos querido llenar nuestra ContraBanda de ropa que provenga del extranjero.

Tampoco hemos querido uniformar de esta manera el estilo reflejado por la ropa que vendemos. Nos encanta la variedad que trae un surtido de ropa “second hand” 100% local: es representativo de la población y, en consecuencia, deja las puertas de la tienda abiertas a todos tipos de púbico. La ropa que conseguimos, la conseguimos en Granada, y aun así nos sobra siempre. ¡Es que es un recurso que nunca faltará! Así seguimos esa coherencia de ser una tienda con menos impacto con la mayor variedad posible, ¡y a precios bajitos! Por supuesto entre esa ropa conseguida en Granada salen prendas vintage, y para nosotras son pepitas de oro 😊.

Ahora, como decíamos al principio del artículo, le hemos dado una vuelta al asunto. Tiene que ver con la sostenibilidad económica de nuestra tienda. Sentándonos en nuestros principios no siempre conseguimos la cantidad de ventas que permiten la prosperidad y longevidad del proyecto. Cubrir gastos y generar beneficios sigue siendo un reto de cada día. Desafortunadamente, y lo sabemos todos, los pequeños negocios sostenibles con valores y sin lo que llamaríamos “estrategia comercial”, no siempre somos los más fuertes. Una propuesta de sostenibilidad se tiene que adaptar a una demanda real. La realidad comercial está clara en Granada: la ropa Vintage triunfa, la gente busca ropa vintage, y aflojar un poquito nuestros principios de sostenibilidad para tener una pequeña cantidad de estas prendas en venta nos permitiría llevar nuestra ContraBanda de una forma que se quiere perdurable. Desde septiembre hemos empezado a incluir una pequeña cantidad de prendas vintage, y ya nos dimos cuenta de que el simple hecho de escribir “Vintage y Second Hand” en la fachada cambia la cantidad de personas que acuden a la tienda. La mirada del cliente buscando lo “Vintage” se agarra a alguna prenda que le moló, y sigue su caminito en la tienda mirando todo lo demás. Conseguimos darle más vida a ContraBanda y, con esa pequeña estrategia, hacer vivir nuestro proyecto tal como lo planteamos desde el principio: accesible, sostenible, cálido y humano.

Queremos acabar este articulo con la visión crítica de siempre. Estos temas son complejos y se merecerían mucha investigacion. Ojo: No queremos crear una dicotomía sin invitar a una mayor clarividencia.

Primero: la ropa vintage seguirá siendo siempre más sostenible que la producción de ropa nueva. Segundo: matizando lo primero, una prenda producida con materiales sostenibles y de forma nacional vendida en una tienda de “ropa nueva sostenible” es una opción perfecta y sí puede ser más sostenible que ir a comprar ropa vintage.
Tercero: hay tiendas “second hand” que son grandes multinacionales con muy poca ética y tiendas de moda Vintage aquí en Granada que lo hacen todo muy bien, conscientes de sus límites pero defendiendo valores muy justos. La crítica tiene que estar presente siempre. ¿A quién estoy comprando? ¿Qué transparencia tiene este lugar? ¿Se puede hablar directamente y preguntar a la dependienta para saber más del funcionamiento del lugar y de dónde sacan la ropa? Os invitamos a tener esta mirada y a investigar todo lo que podáis siempre.

¿Qué opináis de este cambio? ¿Vosotros habíais pillado esta diferencia entre la ropa vintage y la ropa de segunda mano?

Opinión escrita por Manon W. de ContraBanda, con la amable revisión de Graciela P., otra luchadora por la segunda mano local y por compartir ideas

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