Fashion Revolution Week

Cada año en abril se celebra en España la “Fashion Revolution Week”. Somos muchos las ONG, colectivos, asociaciones, tienditas,… que aprovechan esta semana para recordar unos principios que perseguimos cuando hablamos de revolucionar la moda. Se organizan acciones y eventos. Se mueven las redes sociales para seguir generando consciencia.

¿Qué son estas reivindicaciones? Algunas las conoces muy bien. Otras te van a sorprender.

Te vamos a presentar el manifiesto de Fashion Revolution Spain punto por punto, desarrollando un poco cada uno de ellos con nuestra visión desde ContraBanda.

Porque juntxs somos más fuertes y porque que esta revolución empieza con cada unx de nosotrxs. ¡Cada acto cuenta! No dudéis en compartir este manifiesto y estos valores que tanto importan.

Detrás de la cuestión de la moda está el tema laboral en primera fila. Es urgente no solo concienciar (todes sabemos en qué condiciones está hecha la ropa del fastfashion, ¿no?) sino también ACTUAR para dejar de apoyar a estas prácticas con nuestras compras.

Todxs lxs trabajadorxs merecen salario digno, condiciones laborales seguras, derecho a la protesta…en caso de abusos. Dentro Y FUERA de nuestras fronteras. Es demasiado fácil taparse los ojos porque ocurre lejos. Estamos en contra de la esclavitud moderna. Otro argumento se suma a este: las grandes empresas deslocalizaron sus fábricas para poder permitirse estos abusos y ahorrar en costes de producción. Es una lógica macroeconómica que debilita el empleo en nuestro propio país.

Nos negamos a que nuestro dinero mantenga semejantes prácticas. ¡Utilicémoslo con consciencia!

El manifiesto también hace hincapié en la negociación y en la protesta en el ámbito laboral, derecho cada vez más debilitado en nuestros sistemas ultraliberales (el perseguir beneficios pasa por delante de todas las otras dimensiones). Estamos perdiendo los derechos que adquirimos gracias a décadas de lucha. Otra vez somos, como trabajadorxs, frágiles frente al abuso. Tenemos miedo a perder el empleo y nos falta protección y solidaridad laboral (sindicatos).

Paro alto, empobrecimiento de la clase trabajadora, trabajo deshumanizado (« trabajadores de usar y tirar« ), digitalización y automatización de todo (perdida del vínculo social). Si en los países donde las grandes empresas deslocalizaron sus fábricas, la violación de los derechos laborales se ve de forma mucho más clara, no podemos negar que nos toca también en Occidente. Hay que combatirla, asociándose frente a los abusos y comprometiéndosecomo empresa o como consumidor – a que el bienestar y el respeto de lxs trabajadorxs sea una prioridad absoluta. ¡No vivimos para trabajar! Trabajamos para vivir.

El tema de la propiedad intelectual, artística y cultural esta muy relacionado con la moda, ya que varias de las grandes empresas estuvieron implicadas en casos obvios de robos de diseños procedentes de comunidades indígenas/racializadas con intención de generar ganancias sin retribución ni reconocimiento al grupo del que se inspiraron y sin su autorización. En consecuencia, fomentan una lógica de poder, unas visiones estereotipadas, y quitan a lxs victimas de este robo (individuales y colectivas) sus saberes tradicionales y la dimensión espiritual de ciertos diseños. Marginan aún más estas comunidades fomentando la sensación de que lo que crean y venden es caro, comparandolo con los precios que ellos mismos proponen en las grandes tiendas.

Se trata de una negación de los saberes y conocimientos ancestrales, del valor de la artesanía y de las especificidades regionales. Prendas únicas están convertidas en mercancía y producidas en grandes cantidades, idénticas.

Esto ocurre también con el arte y los diseños de artistas locales, que de repente se enteran del robo o de la evidente inspiración de sus diseños por parte de las grandes marcas. Los casos no son pocos y algunos concluyeron con juicios y condenas.

No queremos que nuestras compras fomenten semejantes prácticas. Queremos transparencia y honestidad en el sector de la moda. Es más, queremos que lxs artesanxs y artistas puedan vivir dignamente de la venta de sus productos. ¡Valoremos la artesanía y el negocio local de creadorxs!

Apostamos por una moda inclusiva, en la que cada unx pueda vestirse sin que cuenten factores como su género, color de piel, las formas de su cuerpo, su condición socio económica, su edad o capacidad. La moda tiene dos caras: de un lado la capacidad de excluir y distinguir, de encasillar; y de otro, el potencial de valorar, de crear, inventar, para que cada unx encuentre una forma en la que se sienta bien. Queremos apostar por esta segunda cara de la moda. Desde @contrabandagranada estamos convencidas desde el primer día que la moda de segunda mano tiene este potencial duplicado.

Creamos ContraBanda queriendo ofrecer prendas para cualquier persona que entre en nuestra tienda. Valoramos las prendas de tallas grandes (¿sabíais que la mayoría de las compañías de moda producen una proporción de prendas que no represanta la proporcion de tallas real de la población, a fin de excluir de sus tiendas gente que no corresponde con la imagen vehiculada con sus modelos? ¿Y que cuando crean una publicidad para prendas disenadas para personas mayores utilizan modelos mucho más jóvenes que la clientela a la que va dirigida?), también pensamos la zona de peques como una zona unisex, dejando a los padres la libre elección de lo que buscan, acogemos a las abuelitas y a las chavalas sin sentir que la imagen de nuestra tienda esté amenazada.

Nos enorgullecemos de haber asesorado ya a unos cuantos chicos queriendo « probar la falda » encontrando prendas que realzan su belleza y en las que se sienten bien para dar este paso difícil…

Además, la cuestión económica del acceso a la moda, o del acceso a estas prendas sobrevaloradas por llevar etiqueta, se agiliza mucha al entrar en una tienda de ropa de segunda mano. Esa distincción socio-economica en el vestir deja lugar a la creatividad y a la búsqueda de unx mismx más allá de las casillas. ¡Qué gratificante!

Nuestras ganas de moda no tienen por qué ser tan destructivas. Se escucha cada vez más hablar del medioambiente y de que nuestros recursos se están acabando. En realidad, se está hablando de esto desde hace décadas, y si hoy se intensifica es porque DE VERDAD estamos frente a una situación muy grave y urgente. Si una transición hacia una economía más circular y regenerativa y hacia modos de vida menos desconectados del medio no se hace AHORA, vamos a sufrir cambios de los que nadie estará protegido. La situación es urgente y cada persona desde el lugar que ocupa (profesional, personal, ciudadano, familiar) puede actuar y tener impacto.

La industria de la moda es una industria gigantesca. Solo pasear por calles comerciales una tarde nos permite apreciar la amplitud del consumo de ropa.

Microplásticos en fibras sintéticas que acaban en los océanos, contaminación de las aguas por causa de las tinturas químicas, vertederos por todas partes, dependencia de esta industria del petróleo, pesticidas e insecticidas en la producción del algodón, el agua que se necesita para producir una sola prenda, la proporción demasiado baja de prendas recicladas… la lista es interminable y es una verdadera catástrofe.

Existen alternativas y están a nuestro alcance. Un cambio brutal todavía se puede operar si conseguimos pasar de « ya lo sé » a « ya lo sé, y a partir de ahora ACTÚO ». No seamos ciegxs.

Con el fast y ahora ultra-fast fashion, la moda se vuelve cada vez más desechable. Según los cálculos de @fash_rev, tendríamos producida la suficiente ropa para vestir a todo el planeta hasta 2100; nos ponemos una media de 1/3 de la ropa que poseemos; y tiramos el equivalente de un contenedor textil cada segundo en el mundo*

Las alternativas a la destrucción y al desperdicio son numerosas, gratificantes, fáciles de aprender y divertidas. Creemos en el reciclaje en todas sus formas y en la economía circular como nuevo modelo dominante. El que tiene que ir a la basura es nuestro modelo habitual de economía lineal: producir, usar y tirar. Ya no lo podemos sostener y, de todas formas, muy pronto, la economía circular será nuestra única opción.

Aprende a coser, frecuenta tiendas de segunda mano, descubre marcas que crean prendas a partir de materiales reciclados, diviértete viendo tutoriales de Upcycling o apúntate a nuestros talleres en ContraBanda, conoce a las costureras apañadas de tu barrio, organiza trueques/swap parties, apoya a lxs artesanxs y creadorxs. ¡Diviértete! ¡Crea, innova!

¿Quién hizo mi ropa? ¿En qué condiciones? ¿Cuántos años tiene quien hizo mi ropa? ¿Con qué materiales? ¿Cuánto gana quien hizo mi ropa? ¿Me va a durar esta prenda?

Somos cada vez más quienes nos hacemos estas preguntas. Se convierten en condiciones fundamentales que determinan nuestro acto de compra. Las firmas tienen que poder responder y asegurarnos que sus respuestas son verdaderas.

Las grandes empresas tienen frente a ellas un desafío de comunicación pero, sobre todo, un desafío de mejora REAL de sus prácticas. La tentación de caer en el greenwashing es grande, usando estrategias de marketing y de comunicación para responder a las demandas de lxs consumidorxs sin, por tanto, tener que adaptar todo su sistema de producción. Este juego es peligroso: hace mirar para otro lado mientras se mantienen practicas destructivas y la firma culpable sigue creciendo y enriqueciéndose.

Y ¡Ojo! ¡Esto cada vez va a pasar más! Estemos vigilantes, y recordemos que es mucho más fácil pedirle cuentas a una empresa pequeña que a gigantes que tienen a su disposición equipos de marketing, abogados, consultorías…. y la bendición ciega de la mayoría de lxs compradorxs.

Las páginas del manifiesto de @fash_revspain que estuvimos compartiendo recorren los fallos que le reprochamos a la industria actual de la moda. Ética, responsabilidad fiscal y medioambiental, respeto de los derechos humanos, transparencia… Estos temas convergen en uno transversal y fundamental: la cuestión del neoliberalismo como modelo económico y social dominante.

El neoliberalismo supone que el mercado es una fuerza independiente que funciona según sus propias leyes (oferta/demanda) y está motivado por un objetivo sencillo: el crecimiento y los beneficios. Se valoran el emprendimiento, la descentralización y la desregulación.

Una empresa funcionando bajo este sistema no entiende de limitaciones o de ética. Persigue objetivos claros y, mientras las ansias de crecimiento siguen, no se limitará para respetar a los seres humanos que lo hacen funcionar, de su medioambiente, de sus recursos, porque implicaría aumentar sus costes y así reducir su margen beneficiario.

¿Aumentar sueldos? ¿Agregar días de descanso semanales para una mejor conciliación familia-trabajo de sus empleadxs? ¿Entrar en una cooperativa de energías renovables para los edificios de la empresa? ¿Utilizar materiales con menor impacto ambiental para sustituir los actuales? ¿Librarse de las energías fósiles encontrando proveedores cercanos? Todas estas decisiones necesitan FUERZA de parte de lxs dirigentes de la empresa porque obviamente implican poner otras prioridades por encima del beneficio económico. Cuesta dinero y mucha fuerza ideológica: creer en lo que estamos haciendo y creer que estamos contribuyendo a un cambio que beneficiará a las generaciones actuales y futuras y al bienestar actual global.

Si cada vez somos más personas las que exigimos a las empresas tales giros de conducta, valoraremos más sus productos. Les permitiremos existir y sobrevivir. Dejaremos de lado a las grandes empresas que seguiran sin entener o sin querer. Nuestro consumo es un voto cotidiano entre un sistema que ya no queremos y otro en el cual creemos.

*(Catherine Dauriac, vert.eco/articles 20/04/22)

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